Una
esponja color azul enjabonada por un gel que aunque no lo creas ha
costado más que los pantalones que llevabas puestos cuando él te
trajo aquí pasa suavemente por todo tu frágil cuerpo, sin prisas,
como si la persona que te esta bañando pensará que eres una lábil
figura de cristal.
Pero
tú sabes que no es así, no entiendes porque siempre quiere bañarte
después de las reuniones, no entiendes porque lo hace de esta forma
tan delicada y dulce.
A
lo mejor solo quiere darte un tiempo de paz y una forma retorcida de
amor hasta la mañana siguiente, cuando todo vuelva a empezar, como
un bucle sin fin.
Sales
de la bañera antes de que te des cuenta con sus fuertes brazos
rodeándote, te deja en la tapa del retrete mientras coge una toalla,
de esas que aunque tu no lo sepas él sabe que te encanta como se
siente alrededor de tu cuerpo.
Tan
sedosa y suave, una sensación que solo disfrutas por la noche,
cuando te dan tus horas de felicidad, cuando dejas que tu mente se
vaya hasta el rincón mas hondo de tu cerebro.
Después
de que te haya rodeado con ella se va a por el secador y en ese
momento puedes verte en el espejo. No es una imagen que te guste
mucho, incluso te gustaría que no estuviese allí.
Muestra
la imagen del chico en el que te has convertido, tu cuerpo huesudo,
tu cabello negro suave y brillante por todos los cuidados que te dan
para tus reuniones, ojos verdes, apagados y sin vida.
Él
se interpone entre tu y el espejo y corre sus grandes y bronceadas
manos por tus mejillas secando las lágrimas que sin darte cuenta has
dejado caer.
– Dejaremos
el secado por hoy - dice con su voz grave y ronca que tanto te gusta
mientras te coge en brazos de nuevo y tú en un auto-reflejo pasas
los tuyos a través de su cuello.
Dejando
el lujoso baño atrás te internas en un dormitorio aun más lujoso
que el baño, él te deja en el medio de una cama de un enorme tamaño
con sedosas sábanas negras.
Agarra
la esquina de tu toalla y estira hasta que tu desnudo cuerpo esta al
descubierto, antes te escondías rodeándote con tus brazos, pero
sabes que es inútil, a el le gusta verte desnudo y siempre se enfada
cuando te escondes de él, así que dejas que te examine el cuerpo en
busca de heridas como hace cada noche.
Hoy
estas de suerte, no hay ninguna demasiado grave o profunda que
necesite más atención de la que deseas.
Unos
cuantos moretones que se curaran en unos días, solamente eso.
Hoy
tampoco se enfadara tanto como otras veces y sabes que hoy será de
la forma que más te gusta, dulce y con amor.
No
sabes porque te gusta hacerlo con el. Lo has hecho tantas veces
durante el día y en ninguna de esas ocasiones te ha gustado pero
cuando estas con el todo cambia.
– Sabes
que odio esto pequeño ¿verdad? - subes la cabeza cuando oyes su voz
y solamente puedes asentir y darle una pequeña sonrisa, aunque no
crees demasiado en sus palabras, siempre lo has hecho desde que te
trajo aquí.
Te
empuja suavemente hacia atrás quedando completamente tumbado en la
cama y él se posa encima tuyo y antes de que te des cuenta ya estas
soltando suspiros a la vez que el pasa sus labios por tu cuello y
lampiño pecho. Cuando para le miras notando que se esta quitando la
ropa hasta que termina desnudo como tu y sólo puedes sonreír porque
tus horas de felicidad por fin han llegado.
Los
minutos pasan volando, algo que odias ya que si fuera por ti estas
horas las alargarías lo más posible.
El
calor funde tu cuerpo cuando una vez más su cuerpo tapa el tuyo por
completo y sus labios devoran los tuyos con una pasión que nunca
antes habías conocido, tus piernas son abiertas y posadas en sus
fuertes hombros.
Entra
en ti con suma facilidad, es normal, después de todo.
Él
se queda quieto, esto también es una de las cosas que siempre hace,
sabes que no le gusta cuando puede entrar en ti así de fácil,
porque para él eres sólo suyo.
Una
contradicción al fin y al cabo por como te obliga hacer todas esas
cosas a lo largo del día.
Después
de un par de minutos por fin se mueve y desde ahora solo cierras los
ojos y disfrutas tus horas de felicidad.
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Estas
corriendo alrededor del campo de fútbol, acabas de marcar el gol que
decidirá el partido y has hecho ganar a tu equipo.
Tu
mejor amigo se hecha encima tuyo haciendo que caigas al suelo
mientras todo el equipo sigue su ejemplo, felicitándote por haber
marcado el gol que os ha hecho pasar a la final.
Cuando
el partido termina y después de las correspondientes felicitaciones
y el pasar por el vestuario a por tus cosas sales lo más rápido que
puedes hacia la salida.
Te
están esperando, has quedado con la chica que te gusta después de
semanas intentando conseguir una cita con ella.
Tienes
que ir a casa y prepararte, una vez que llegas y hablar con tu madre
rápidamente sobre el resultado del partido y que ella te llene de
besos vas al baño y en la ducha te quitas todo el sudor y la
suciedad que has acumulado a lo largo del partido.
Al
salir de la ducha y secar tu cabello buscas en el armario tus mejores
ropas y aunque sabes que vais a un concierto aun así quieres verte
bien.
Tus
vaqueros y la camiseta de la banda a la que vais a ver con unos
sencillos zapatos pero perfectos para tu conjunto.
Sales
de casa después de darle un beso a tu madre e intentas no correr
hacia la casa de tu cita, no quieres volver a sudar.
Cuando
llegas hay un coche de lo más lujoso en la puerta pero no le das la
mínima importancia y cuando llegas a la puerta tocas el timbre
sonando el típico ''Ding Dong''
Luego
de unos minutos la puerta se abre y allí esta ella, como siempre
hermosa, te sonríe tímidamente y te da un rápido beso en la
mejilla, antes de que puedas decir algo se aparta un poco dejándote
ver a alguien detrás suyo.
– Oye,
como el lugar del concierto esta un poco lejos se ha ofrecido a
llevarnos.- y lo miras, él te sonríe y aunque no lo sabes en ese
momento y solo te ha parecido un chico muy joven y seguramente para
las chicas muy atractivo, acabas de entrar en el infierno y al cielo
al mismo tiempo - Angel te presento a mi tío
Deamon.
Y
él te sonríe, la sonrisa que más adelante amaras y odiaras con
toda tu alma.
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Despiertas
con un sobresalto, es la primera vez en meses que tienes un sueño, o
pesadilla según como lo mires, aunque ese fuera mas bien el recuerdo
de como comenzó todo.
Estas
rodeado por sus brazos y el esta durmiendo profundamente, es algo que
nunca ha pasado y te permites el lujo de observarle detenidamente.
No
sabes cuanto tiempo ha pasado pero el sol ya ha salido e ilumina una
parte de la habitación, miras el reloj, las 6:51, faltan 9 minutos
para que tus horas de felicidad acaben.
Y
sus ojos se abren, profundas olas de mar recorren tu rostro y un
amago de sonrisa surca su rostro antes de que se vuelva serio y te
aparte de la comodidad de sus brazos. Sabes que tienes que hacer sin
que el te lo diga, te levantas y vas al armario de roble que ocupa
una pared de la habitación.
Sacas
el traje negro que siempre se pone, la camisa blanca, nunca corbata,
zapatos negros de charol y lo dejas en la cama.
Luego
vuelves al armario y te pones la larga camisa que te llega hasta las
rodillas que curiosamente es de él y esperas delante de la puerta.
Después
de que se termine de vestir llega hasta a ti y te agarra del brazo
fuertemente y aunque tengas hay mismo un moretón y te este haciendo
daño callas, no quieres que se enfade.
Llegáis
al salón que se utiliza más que nada de comedor, lleno de lujos
también, te suelta y se encamina para sentarse en el extremo de la
gran mesa mientras varios criados ponen tanta comida delante suya que
no tienes ni idea de como es posible que acabe con toda ella pero
nunca tienes la oportunidad de averiguarlo ya que una criada viene a
por ti y te lleva hacia una por supuesto lujosa cocina, te sientas en
una silla delante de la isla y esperas.
Nunca
te sientas a comer con él, no es apropiado y es de muy mal gusto
según todos en la casa sentarte en la mesa como si fueras alguien de
su calibre.
Por
supuesto es algo que ya sabes.
Ponen
comida delante tuyo, no miras que es, simplemente comes, que importa,
pronto toda saldrá de nuevo por donde vino.
Terminas
y vas hacia la sala que esta al lado del gran recibidor, esperándole.
Siempre
esperándole.
No
sabes cuanto tiempo ha pasado y en realidad ni te importa sólo sabes
que el infierno de verdad a empezado cuando él llega y no viene
solo.
Te
levantas del sofá donde sin saberlo te habías sentado, él llega
hacia ti y te coge de nuevo del brazo pero esta vez, gracias a quien
sea, no te agarra donde están tus heridas.
– Aquí
tienes, cuando terminas llévalo
hacia el siguiente.- te suelta con brusquedad pero por la costumbre
no caes - Hora limite a las 8 pm, como tardes más, reza.- y con esas
últimas palabras que siempre te hielan la sangre se marcha.
Miras
al hombre que esta delante tuyo y cuando te da la sonrisa sádica que
tanto conoces y como siempre ocurre se nublan tus ojos y pierden esa
mota de brillo que no entiendes porque sigue apareciendo cada noche.
Y
sólo piensas en una cosa
Aguanta.
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Te
sacudes violentamente, las arcadas por fin han parado, acabas de
cenar y como siempre que ocurre, la necesidad de ir al baño te
consume y no has podido refrenarla y has vuelto ha hacerlo.
El
asco te puede.
Te
levantas con la rapidez con la que eres capaz y vas al lavabo
enjuagandote la boca para que el sabor del vomito se desvanezca,
cuando terminas sales del baño y te sientas en la cama a esperarle.
Antes
de que te des cuenta el ya ha entrado y como siempre haces metes la
mano en el bolsillo que tiene la holgada camiseta y le pasas el fajo
de billetes.
– Buen
chico.- te sacude el cabello mientras se tira a la cama y cuenta el
dinero, después de que comprueba de que todo esta se levanta y te
coge en brazos y cuando entráis al baño, sonríes,
tus horas de felicidad han llegado.
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Corres
hacia él y el das un abrazo de los típicos que tu piensas que son
para hombres, la mano y palmadas en la espalda.
– Hey
Daemon ¿qué haces por aquí?- aunque no te extraña que este ya que
desde ese día os habéis
vuelto muy amigos, raro ya que tu solo tienes 17 años y el te supera
con más de 25, pero según algunos la edad no entiende de amistad ni
amor ¿no?
– Nada,
quería
verte, esta es la final así que no me la podía perder.- dice para
después darte un apretón en los hombros haciendo que un
estremecimiento
te recorra entero pero intentas no darle importancia, tu no puedes
ser uno de ''esos''.
– Pff...no
sé, esta difícil
nuestro rival ha ganado 2 años consecutivos.- aun así piensas
superfluamente que ya que él ha venido a verte, debes ganar sea como
sea.
Tras
unos minutos de charla suena la bocina que indica que le partido va a
comenzar y con otro abrazo de ''hombres'' te despides de él y sales
al campo.
Notando
siempre como el camina hacia un asiento en primera fila.
Noventa
minutos después estas chillando como loco junto con tu equipo todos
ellos abrazándote, después de todo lo has vuelto hacer, habéis
ganado gracias a ti.
Cuando
todos te sueltan te giras para ver hacia las gradas y hay esta él,
sonriéndote y dándote un pulgar arriba y tú corazón se dispara
una vez más y mientras un cazatalentos te da su tarjeta solo puedes
pensar en una cosa.
Eres
uno de ''esos''.
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Y
días y los meses siguen pasando, todos iguales sin excepción, hasta
que llegó ese en particular.
A
las ocho en punto vuelves a la casa, entretanto pasas todos los
puestos de seguridad que hay alrededor notas algo extraño. Todo esta
muy silencioso y cuando llegas a la puerta muchos coches están
aparcados delante de ella.
Bajas
del coche y subes las escalera, los guardias que están en la puerta
no te miran, como siempre hacen que llegas pero notas un leve
nerviosismo en sus expresiones, no entiendes porque pero como siempre
no le das importancia.
Entras
al gran recibidor y no hay ninguna sirviente esperándote para darte
de cenar, esto te descoloca y no sabes que hacer así que te quedas
hay parado unos minutos para después oír gritos provenientes del
salón e identificas la voz de él.
Caminas
hacia allí y con el poco valor que te queda abres un poco la puerta
teniendo la mala suerte de que esta chirrié y que todas las personas
que están dentro te miren.
Él
te mira con confusión un momento, y aunque crees ver un atisbo de
temor en su cara rápidamente se camufla por seriedad y lo das por
cosas de tu mente.
– Sube
ahora a la habitación.- miras alrededor y toda la gente te esta
mirando, algunos con confusión, otros con indiferencia
pero hay un hombre al fondo del todo con una mirada llena de locura,
es de mediana edad, tiene sobrepeso y esta casi calvo solo algunos
pelo grises salpican que van de un lado a otro, no te da un buen
presentimiento- ¡Qué subas ahora Angel!- su grito te sobresalta y
después de mirarle un momento cierras la puerta y sales corriendo
hacia la habitación pensando quienes son esos y aunque parezca una
tontería agradeciendo no tener que cenar, el tiempo que pases en el
baño hoy será menor.
Después
de los 20 minutos que pasaste en el baño sales de la habitación y
te sientas en la cama, estas muy cansado hoy y te duele la espalda
horrores. Las heridas que tienes en la espalda le enfadaran mucho
pero no puedes evitarlo, no debes quejarte, no debes llorar, todo por
él.
Sacas
el fajo de billetes que tienes en el bolsillo, hay una suma increíble
de billetes hay y todos son de 100 dolares, nunca has pensado en los
motivos del porque te hace esto y él nunca te dio una explicación.
Recuerdas
la vez que dijo esas dos palabras, después de que tu mundo se
derrumbara por completo.
No
las ha vuelto a repetir aunque tu las digas cada noche antes de iros
a dormir.
Colocas
el fajo de billetes en la mesita de noche y te acomodas en su parte
de la cama de forma que no te toque la espalda, huele a él, así que
enseguida te quedas dormido sin notar el ruido que sucede en la
planta de abajo.
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Es
tu cumpleaños número 18, estas más emocionado que nunca.
Pronto
comenzaras la universidad y te meterás en un equipo de fútbol
profesional a pruebas de momento.
Primero
tendrás una fiesta con tu familia y en la noche te iras con tus
amigos a celebrar, lo mejor de todo es que Deamon va a estar en las
dos y si bien llevas tiempo sin ver a su sobrina él no ha dejado de
hablar contigo y tu tampoco has dejado de hacerlo.
Sin
embargo tus sentimientos no han cambiado en ningún momento y pese a
que has pensado en confesarte con él no has tenido valor para
hacerlo, temes que te mire raro y se ríe de ti o peor, que deje de
hablarte.
La
fiesta ha empezado y toda tu familia esta presente menos tus padres
que han ido a por tu regalo y tienes la leve sospecha de que será un
coche no obstante no te haces muchas ilusiones por si acaso.
Daemon
esta a tu lado hablando del partido de ayer y picándote porque tu
equipo no gano y el suyo sí, te habría encantado haber visto el
partido con él pero tenía trabajo y no pudo.
Media
hora después oyes el coche de tu padre fuera y vas corriendo hacia
la ventana y efectivamente detrás del suyo hay uno nuevo de color
rojo, das un saltito y gritas aunque un momento después te
avergüences de ti mismo. Sales de la casa y abrazas a tus padres
fuertemente dándoles las gracias por todo y que los amas muchísimo,
estos no se sorprenden ya que sois muy unidos y casi siempre os lo
decís pero nunca son en vano, siempre verdaderas.
Daemon
esta detrás tuyo y después de soltar a tus padres vas corriendo al
coche con él siguiéndote, tus padres entran en casa y te extrañas
de eso pero ellos saben de tus sentimientos por Deamon y aceptan
completamente tu sexualidad aunque piensan que Daemon es un poco
mayor para ti pero aun así aceptándolo.
Tienes
las llaves del coche en la mano, tu padre te las ha dado y miras al
interior del coche examinándolo todo y maravillandote a la vez.
Y
en ese mismo momento, en el que no puedes pensar en una vida mejor
que la tuya gritos suenan dentro de tu casa y cuando vas a salir del
coche el peor sonido que nunca has escuchado, el sonido que te
produce pesadillas y te hace gritar cuando lo oyes en la televisión:
una explosión.
El
cuerpo de Daemon te cubre entero y los escombros dan en su espalda,
después de un momento te suelta lentamente y sales del coche y la
imagen que siempre estará en tus retinas, aunque te quedes ciego se
presenta ante tus ojos.
Tu
casa, en la que has pasado toda tu vida, en la que perdiste tu
virginidad mientras tus padres estaban de vacaciones en un balneario
por un fin de semana, donde probaste tu primer trago de vodka y tu
primera calada de tabaco y marihuana, donde aprendiste a andar, donde
tu padre te abrazo con orgullo cuando llegaste a casa con las notas
en la mano y con todo con matricula de honor, menos literatura que
nunca se te dio del todo bien, donde tu madre te besó por toda la
cara cuando pasaste a la final del campeonato fútbol, donde esta
enterrado el cuerpo de tu primer perro...tu casa...rodeada de fuego,
destrozada, con toda tu familia dentro.
Te
derrumbas en el suelo, notando como Daemon te abraza fuertemente por
detrás mientras lagrimas silenciosas caen de tus mejillas mirando
como toda tu vida se derrumba en un momento.
Sangre
sale de tu mano izquierda, donde estas apretando las llaves del coche
que tus padres te acaban de regalar, por la fuerza que estas haciendo
se te están clavando en la palma de la mano.
Oyes
sirenas desde el final de la calle.
– Tranquilo
Angel, te amo, yo estoy aquí, siempre estarás conmigo, vivirás
conmigo.- la voz de Daemon llega desde atrás, susurrándote en el
oído.
Pero
solo puedes oír como los bomberos intentan apagar el fuego, como los
policías intentan hablar contigo para al final hacerlo con Daemon ya
que tu no contestas y al final de todo solo oyes unas palabras.
–...fue
una fuga de gas, lo siento pero no hay ningún sobreviviente, ¿sabe
con quien se puede quedar el chico mientras tanto?- dice un policía,
soltando todo a bocajarro, sin una pizca de sensibilidad.
Oyes
a Deamon decir que le tienes a él, pero solo puedes ver la que era
tu casa completamente calcinada, destrozada como tu vida.
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Despiertas
sobresaltado, alguien ha entrado a la habitación y ha cerrado de un
portazo, te giras para ver a Daemon caminando hacia a ti, no hay
ninguna expresión en su cara.
Cuando
llega te coge de la caderas alzándote y solo puedes ver un brillo
acuoso en sus ojos antes de sus labios se junten con los tuyos de
forma brusca.
Abres
la boca invitando a su lengua a juntarse con la tuya, nunca te ha
tocado ni besado si no te ha bañado después de tus reuniones pero
hoy se esta comportando de una forma rara pero una vez más no le das
importancia y pasas los brazos por sus hombros agarrando mechones de
su cabello.
Sigue
besándote mientras te empuja en la cama de espaldas y no te quejas
del dolor que eso te provoca porque esta quitándote la camisa que
llevas en ese momento dejándote completamente desnudo.
Besa
a la vez que te lame con la lengua en la parte erogara de tu cuello,
después baja y mientras te lame los pezones con las manos se quita
toda la ropa.
Posteriormente
de que se haya quitado toda la ropa, besa cada parte de tu cuerpo a
la vez que los dedos te preparan para recibirlo, no sabes cuanto
tiempo estuvo haciendo eso pero cuando se separa te quejas un poco.
Él
deja escapar una risita y te besa otra vez, más dulcemente que
antes.
Cuando
te agarra de la espalda para acomodarte es inevitable gritar ya que
acaba de presionar en tus heridas.
Él
te mira con confusión antes de que la comprensión llegue a sus ojos
aun brillantes, se muerde los labios y te gira con cuidado.
En
el momento en que tus espalda queda a la vista él deja escapar un
grito ahogado, no sabes de que se sorprende, has tenido heridas
peores aunque te fastidia porque estas dejaran cicatriz y eso es un
inconveniente para él, para poder llevarte a las reuniones, por un
fugaz momento piensas en que te puede abandonar porque ya no le eres
útil, demasiadas heridas adornan tu cuerpo, solo es un momento en el
que lo piensas porque de repente sus labios están en ellas,
besándolas imperceptiblemente.
Te
sorprendes ya que es la primera vez que hace algo como esto, cuando
tenias una herida solamente chasqueaba la lengua y seguía a lo suyo
aunque el día siguiente el medico viniese a curarte.
Besa
cada una de ellas y no puedes evitar soltar un jadeo de sorpresa al
notar una gota de agua caer a tu espalda, no...él no puede...
Intentas
girarte, pero el te lo impide aunque solo un momento antes de que te
permita girar por completo.
Pequeñas
lágrimas surcan su rostro, ¿por qué?
No
lo sabes, lleváis más de 3 años con esta rutina así que no hay
nada nuevo.
Te
levantas un poco y besas sus lágrimas, su bello rostro no debería
estar manchado con dolor. Te agarra del mentón y sus ojos se
conectan con los tuyos. Os miráis un rato fijamente, nunca te
cansaras de ellos, es imposible para ti.
– Te
amo.- abres tus ojos completamente, después de 3 años por fin te lo
vuelve a repetir, una sonrisa de alegría
surca tus labios y un poco de brillo vuelve a tus ojos.
– Yo
también te amo.- él también sonríe, pero con dolor, una sonrisa
llena de dolor, te confunde muchísimo.
– Después
de tantos años...luego de como te he tratado...eres verdaderamente
un ángel, Angel. Tu solo podrías amarme después de todo lo que ha
pasado y seguramente seguirás
haciendo después de lo que voy ha hacer.- y vuelve a besarte sin
darte tiempo ha preguntarle a que se refiere con lo que ocurrirá
después.
Alza
tus piernas y cuidadosamente entra en ti mientas sigue besándote y
lágrimas siguen mojando tu rostro.
Sigues
su ritmo, es fácil ya que lo esta haciendo muy suave, de la forma
que más te gusta.
Llegáis
al clímax a la vez, casi nunca ocurre pero cuando sucede es algo que
te encanta, te sientas unido a él más que nunca.
Sale
de ti y te abraza fuertemente mientras sientes el esperma bajar entre
tus muslos, cuando estas volviendo a dormite sientes como te alza en
sus brazos y camina al baño.
Te
deja sentado en el retrete y abre el grifo de la enorme bañera,
vuelve hacia a ti y acaricia en cabello mientras esperáis que se
llene, cuando esta ya lista te vuelve alzar en brazos y te mete en la
bañera con el detrás tuyo e intenta que las heridas no toquen mucho
su cuerpo.
Él
cierra el grifo y empieza a enjuagarte con el gel y lavarte el
cabello.
Al
terminar te saca de la bañera y te rodea con una toalla llevándote
de nuevo a la habitación para después dejarte en la cama y
frotándote el cabello con otra toalla.
Al
secarse el cabello va hacia el armario y saca su camiseta favorita,
esa que siempre se pone los sábados y que constantemente has querido
ponerte pero nunca te has atrevido.
Te
la pone y la tersa tela te roza el cuerpo, esta también te llega por
los muslos, al ser una tela tan fina no te hace daño en la espalda.
Agarrándote de los brazos te levanta y vuelve a abrazarte.
– Por
que tuviste que entrar al salón, ¿por qué?- no comprendes a que se
refiere pero no preguntas, dos minutos después te suelta y lleva con
él de la mano a la puerta, bajáis las escaleras hasta el gran
recibidor para después caminar hasta el salón.
Ahora
solo esta el hombre que te fundió temor la última vez, esta
tomándose lo que parece whisky a la vez que se fuma un puro, cuando
se da cuenta de vuestra entrada otra sonrisa sádica atraviesa su
rostro lleno de arrugas.
– Me
has hecho esperar mucho ¿Este es el último?- el hombre habla
mientras te mira fijamente, como si estuviera inspeccionándote.
– Sí,
lo es.- miras hacia él con la confusión por todo tu rostro ¿de qué
habla?
– ¿Qué
pasa chico? ¿Es que no sabes que eres su chulo o que? Me extraña
que tengas a este aquí y en cambio a tus otros chicos en un casa
apartada.- concluye dando un calada al puro.
¿Qué
es lo que pasa? ¿De qué habla? ¿Chulo? Eso no es...
Todos
estos pensamientos pasan por tu mente a la vez que miras hacia él,
pero él no te mira, una pétrea mirada es lo único que notas.
– Es
el mejor de todos, por eso lo cuido tanto.- más confusión, tu mente
dando vueltas como loca, intentando comprender.
Sabes
que miente ya que su labio se contrae, siempre que miente a su labio
le ocurre eso.
– Bien...-
el hombre se levanta dejando el vaso en la mesa del centro y camina
hacia vosotros agarrándote del brazo de manera brusca para después
arrastrarte hacia el gran recibidor, él suelta tu mano.- Con esto tu
deuda queda saldada.- de pronto lo comprendes, te quedas mirando
hacia él y dejas de andar no obstante el hombre te arrastra con él.-
La próxima vez chico, no seas tan presumido y no tendré que
llevarme nada más tuyo. Cuidare de todos ellos muy bien.
No,
no, no quieres irte, no quieres que te abandone.
Todo
el mundo te dirá que eres un estúpido, pero a ti te da igual todo
lo que te ha hecho con que se quede contigo.
No
te importa que te envié a esas reuniones, no te importa que solo te
ame por las noches y que por la mañana te desprecie, solo quieres
estar con él.
Intentas
salir del agarre de este hombre cuando le ves dándose al vuelta para
alejarse de ti, pero el hombre al ver que no te estas quieto te
sacude y grita, y la cosa que dice te deja paralizado por completo,
al igual que a él.
– ¡Estate
quieto coño! ¡Después de que mato a toda tu familia solo para
llevarte
con él ¿aun quieres quedarte?!
No,
fue una fuga de gas...el policía lo dijo...no puede ser que...él no
pudo...no pudo querer destrozarte la vida...
El
hombre te arrastra de nuevo y tu le sigues inconscientemente mientras
observas la tensa espalda de él.
Se
gira un poco y vuestros ojos conectan, lo que ves en ellos no te deja
respirar. Esa culpabilidad y dolor que se reflejan en ellos...así
que es verdad.
Tu
futuro como una estrella del fútbol, tu increíble familia, la
universidad donde ibas a estudiar para intentar convertirte en médico
si lo del fútbol no funcionaba, el coche que tus padres te
regalaron, ese que se llevaron porque tu no tenias forma de
pagarlo...todo te lo quito él.
Un
disparo suena, y la presión del agarre desaparece de tu brazo,
saliendo de tu estupor miras al cadáver con un agujero en la cabeza
que hay en el suelo, alzas tu cabeza y él esta hay, con una arma en
el brazo mirándote fijamente. Pidiéndote perdón con la mirada,
múltiples pasos se oyen y una palabra sale de su boca.
– Corre.-
sabes que va a ocurrir ahora, aunque todos estos años hayas sido un
ignorante sobre todo lo que ha estado ocurriendo a tu alrededor,
sabes lo que ahora va a pasar y aunque deberías no piensas ni un
momento en correr, andas hacia él y te posas a su lado derecho,
agarrándole
de la mano fuertemente, él intenta soltarse pero no le dejas y
aprietas más fuerte.
– Daemon...-
susurras, después de tanto tiempo sin decir su nombre por fin lo
haces, el nombre que lo marco todo, el nombre con el que su sobrina
te lo presento, el nombre del que te enamoraste y odiaste, el único
nombre que tienes ahora, él nombre con el que vas a morir.- Tienes
razón, después
de todo te sigo amando...
Te
giras para mirarle y vuestro ojos vuelven a conectar. Esta mirándote
con sorpresa pero un momento después te sonríe y te devuelve el
fuerte apretón.
Él
te lo quitó todo, pero de la forma más retorcida en la que uno
puede pensar, también te dio todo.
Los
pasos paran de andar y voces alarmadas suenan a vuestro alrededor, os
notan al fondo con él con la pistola en la mano.
Podríais
haber intentado escapar, pero que importa ahora, al menos seguiréis
juntos, eso es para ti lo importante aunque nadie lo entienda después
de todo de lo que te has enterado.
Los
disparos suenan, el dolor penetra en tu cuerpo y caes al suelo con él
siguiéndote. Su pecho amortigua tu caída y con la poca fuerza que
te queda levantas tu brazo y vuestras manos entrelazadas quedan
encima de su corazón.
Cuando
dejas de notar los latidos de éste sabes que es la hora, cierras los
ojos y te sumerges en tus horas de felicidad.